Capítulo 30
Capitulo 30
“Ahi va la arrimada, siempre pegada a Renán”.
Capítulo 30
Ese primer año de universidad, Juan y yo éramos compañeros, aunque no de la misma facultad, ambos éramos novatos; y yo siempre fui de trato suave y no le presté atención. Pero él insistía: “Nayra, ¿por qué tan altiva todos los dias? No eres más que una desvalida sin padres, mantenida por la familia Hierro, Renán te mantiene para calentar la cama, ¿y te crees una señorita?”.
La gente alrededor de Juan se reia: “Claro que es una señorita, pero no una de alta cuna”
En ese momento, senti mi cara arder de vergüenza y las ganas de llorar me inundaron. Juan, con su pandilla, me rodearon y me llenaron de insultos y vulgaridades, yo intenté escapar, pero al darme la vuelta vi a Renán con el rostro sombrio a pocos metros, lo miré suplicante.
Esa fue la primera vez que me trató con tanta indiferencia, solo me lanzó una mirada de desprecio y se marchó, fue su permisividad lo que hizo que Juan perdiera el miedo hacia mi
Y en el otoño de mis veinte años, durante la fiesta de cumpleaños de la madre de Renán, él encontró su oportunidad y me empujó hacia los arbustos del jardin trasero, me presionó contra el suelo, su voz estaba llena de asco y amenaza. “Nayra, si tantos hombres te han tocado, ¿por qué yo no podría? Siempre dejas que Renan te toque, deja que yo también disfrute, eh?”.
Me esforcé por empujarlo, pero fue inútil, quise gritar, pero él me tapó la boca: “Si gritas, te mato”, no temia morir, pero él era demasiado fuerte.
“Nayra, ¿quién no se da cuenta de que te gusta Renán? La familia Hierro te acogió de buena fe y tú les pagas con traición, ¿todavia piensas usar ese contrato matrimonial para obligarlo a casarse
contigo?”, él se burlo, viéndome luchar, y habló de nuevo. “Déjame decirte la verdad, fue Renán quien me mandó a ponerte en tu lugar, para que recuerdes quién eres, no eres más que una perra mantenida por la familia Hierro”.
Dejé de luchar, la desesperación se reflejaba en mis ojos, y él pensó que me había resignado y aflojo su agarre, comenzó a rasgar mi ropa con urgencia. Pero, yo aproveché y tomé una piedra del suelo, golpeando su cabeza con fuerza. Juan, adolorido, me miró y huyo.
Ese día, me quedé en el jardin abrazando mis rodillas por mucho tiempo, hasta que la noche cayó, hasta que la lluvia otoñal me empapó completamente, fue en ese momento cuando decidi que tenia que h de la familia Hierro, tenía que irme. De lo contrario, terminaria muerta a manos de esa familia, muer por Renán.
Estudié con todas mis fuerzas, luché por el honor y becas, pero no importaba cuánto me esforzara, siempre habia calumnias que me sobrepasaban; ya corría el rumor en la universidad de que Renan estaba con la diosa Yuria, y eran la pareja perfecta. Mientras que yo era la mujer malvada que la hab traicionado, calumniado y conspirado contra ella.
Juan encabezaba los rumores de que yo era una mujer fácil, diciendo que yo intentaba seducir a todos, incluso a él, ya estaba exhausta y sabia que cualquier intento de defenderme era una trampa, cuanto más trataba de explicar y limpiar mi nombre, más caía en su juego sucio. Se burlaban de mi sin piedad, pisoteaban mi dignidad, siempre me empujaban hacia un callejón sin salida.
En mi tercer año, la universidad ofreció una oportunidad de intercambio que requeria excelentes calificaciones y logros Entonces, vi esa oportunidad con esperanza, pensando que, si la lograba, si lograba irme, todo mejoraria. Pero vi cómo la oportunidad en la que habia luchado tanto por obtener era arrebatada por Renán para dársela a la hermana de Yuria
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Aquel dia llorë histérica preguntándole por qué, si me odiaba tanto, por qué no me dejaba ir Él me dijo Tendrás más oportunidades, no necesitas ir al extranjero ahora. La hermana de Yuria siempre ha estado enferma, ella valota mucho esta oportunidad, no puedes cedersela?”
Cederle todo a Yuria, ¡¿por qué?!
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