Capítulo 244
Capitulo 244: Mejor No Dejar Que Se Malentienda
Al escuchar a su esposa, Alicia, con voz de pánico diciendo:
-Marc, ha ocurrido un problema en casa.
El corazón de Marc se tensó de inmediato.
-¿Qué ha pasado? Cuéntamelo con calma…
Marc, a regañadientes, desvió su mirada de la dirección en la que el lujoso coche se habia ido, abandonando la idea de seguirlo, y se apresuró a volver a la mansión de la familia Lancaster.
Al llegar a la mansión de la familia Lancaster, Marc se encontró con la policía interrogando sobre lo sucedido. Al ver a Marc, Alicia corrió hacia él llorando y se lanzó a sus brazos. Marc observó el interior de la casa, que estaba prácticamente destrozado, sin un solo objeto intacto.
Después de que la policia se marchara, Alicia, entre lágrimas, sugirió:
-Tiene que haber sido Valentina. Aunque destruyeron las cámaras de seguridad, estoy segura de que fue ella. Marc, ¿ella sabrá algo para vengarse por su madre?
Marc reflexionó sobre la única imagen capturada por las cámaras de seguridad, que mostraba a varios hombres altos vestidos de traje negro. Recordando a las personas que había visto en el edificio del Edificio Bailetti, empezó a creer que podía haber sido Valentina.
Pero entonces se preguntó:
«Después de tanto tiempo, ¿cómo podria saber la verdad sobre lo que ocurrió aquel año?»
Marc estaba plagado de dudas. Alicia agregó:
-No hay secretos que el tiempo no revele. Si ella encontró al conductor de aquel’entorices…
Alicia se detuvo de repente, recordando un detalle impactante:
-Si no me equivoco, el conductor responsable del accidente fue liberado hace poco.
Marc se alarmó.
-¿De verdad?
-Si contamos el tiempo, debería ser aproximadamente correcto. Marc, deberías investigar. Si Valentina sigue esta pista y descubre la verdad sobre el accidente de Estrella…
Alicia estaba visiblemente preocupada y se aferró a Marc con intensidad.
-Si la verdad sale a la luz, entonces tú… nuestra familia no puede perderte, y Aitana y yo mucho menos podemos estar sin ti.
Al final, Alicia rompió a llorar.
Marc la consoló, acariciando su espalda. Su inquietud crecia. Anteriormente, no le preocupaba que Valentina investigara el accidente de Estrella, sabiendo que ella no podría causar mucho revuelo. Pero si Valentina realmente habia encontrado un poderoso aliado, la situación cambiaria.
-Está bien, investigaré. Si realmente descubrió la verdad, entonces la solución es simple: otro accidente para que se una a su madre.
Marc dijo esto con una expresión impasible, aunque con un dejo de crueldad en sus palabras. No tenia ningún afecto por Valentina. Si el accidente antes del concurso de joyería no logró matarla, no le importaria organizar otro.
Mientras abrazaba a Alicia, Marc no se daba cuenta de la satisfacción en los ojos de ella. Si Marc supiera que todo había sido un montaje de Alicia, probablemente no la abrazaría tan tiernamente. Pero Alicia estaba determinada a que Marc nunca descubriera sus verdaderas intenciones. En sus ojos, siempre sería la esposa dócil y dependiente.
Valentina, sentada en el auto de lujo, de repente estornudó fuertemente.
-Doña… señorita Lancaster, ¿está usted bien?
Preguntó con preocupación el guardaespaldas de la familia Mendoza desde el asiento delantero.
Valentina sonrió levemente.
-Estoy bien.
Por alguna razón, en ese momento, sintió una opresión alarmante en su corazón, diferente a la
usual ansiedad que sentia al pensar en don Mendoza.
El guardaespaldas ajustó cuidadosamente la temperatura del aire acondicionado, y media hora
más tarde, el auto se detuvo frente a un hotel. Valentina, al ver el hotel, frunció el ceño.
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era el lugar que don Mendoza habia elegido para su encuentro? ¿Qué pretendia?
Tragando saliva, casi instintivamente quiso darse la vuelta y huir. Pero con los guardaespaldas a
su lado, haciendo una cortés reverencia, se dio cuenta de que no tenía escapatoria.
Resignada, Valentina respiró hondo y, con una determinación de héroe enfrentando su destino,
entró al hotel con pasos firmes.
+15 BONOS
Santiago, que se habla retrasado por un asunto de último momento, llegó al hotel después de Valentina. Al ver el establecimiento, su expresión se tornó sombria.
-¿Qué significa esto?-miró fijamente a Thiago con enfado.
Si Valentina creia que él la habia citado en un hotel, ¿qué pensaría de él? Aunque Santiago deseaba a Valentina fisicamente, su objetivo esa noche no era ese. Frustrado, ordenó a Thiago:
-Avisale a doña Mendoza que cambiaremos de lugar.
Sin embargo, al ver el mensaje de los guardaespaldas en su teléfono, Thiago sonrió y le informó
a Santiago:
-Don, doña Mendoza ya ha llegado.
Santiago, furioso, sintió cómo la ira se apoderaba de él. Aunque quisiera evitar asustar a
Valentina, ya no tenia otra opción.
-Espero no asustarla, de lo contrario…. -advirtió Santiago antes de entrar decididamente al
hotel.
En el último piso, Valentina, aliviada de no ser llevada a una habitación sino a un restaurante decorado con flores y separado por biombos, sintió un renovado nerviosismo. ¿Qué planeaba don Mendoza con este ambiente romántico y música suave?
-Señorita Lancaster, por aquí, por favor.
Dijo el mesero con un tono lleno de insinuaciones, como si entendiera el motivo de su espera. Valentina, incómoda, siguió al mesero hasta el reservado.
-¿Don Mendoza aún no ha llegado? -preguntó, intentando sonar casual.
El mesero sonrió ambiguamente.
-Señorita Lancaster, tenga paciencia, don Mendoza debería llegar pronto.
Esa mirada, como si insinuara un encuentro íntimo entre que Valentina se
enamorados, hizo
sintiera aún más incómoda. Bajando la vista, comenzó a beber té en silencio, sin notar cuando los guardaespaldas se retiraron ni la presencia en el reservado detrás del biombo.
Hasta que su voz grave y dominante rompió el silencio:
-Señorita Lancaster, disculpe la espera, es un placer verla.