Capítulo 494
Gapítulo 494
Camilo frunció el ceño. “Pregúntale tú mismo.”
El personaje, siempre tan serio en las noticias de economía, parecía algo desamparado ahora. “Sabes bien que ella no me lo dira.”
Apoyado en el mueble del vestíbulo, Camilo respondió con voz calmada, “En lugar de ir tras ella, mejor resuelve primero lo de tu supuesto affair.”
“¿Qué affair?”
“¿Acaso el señor Yáñez tiene más de un affair?”
Camilo mostró cierta burla, defendiendo a su hermana. Sobre los rumores de Dylan, a veces yo también los había visto, pero siempre eran cosas sin fundamento.
Sin embargo, parece que Dylan nunca se había tomado la molestia de aclarar nada.
Dylan frunció el ceño, “¿A ella le molesta eso?”
Camilo se quedó sin palabras. “Pregúntale tú.”
Al terminar, intentó cerrar la puerta.
Dylan puso su mano para detenerla, diciendo con cierto dolor de cabeza, “Si pudiera sacarle algo, no estaría preguntándote a ti.”
“Yáñez, esa sí que es buena.”
Camilo sonrió irónicamente, “Tú y ella están divorciados, aparte de algunos proyectos necesarios, no tenemos ninguna relación. Si realmente te importara, irías tú mismo a suplicarle que te lo diga. ¿Qué sentido tiene venir a mí?”
No le dejó ni un poco de dignidad.
Camilo cerró la puerta, y al volver a la mesa, yo no pude evitar preocuparme, “¿Crees que eso estuvo bien? Al fin y al cabo, él es el papá de Elías.”
“La disputa entre él e Inés, nadie más puede solucionarla.”
Camilo parecía entender bastante sobre la relación de la pareja, añadiendo, “Sin un poco de presión, Inés seguiría peleando con él eternamente.”
Me quedé pensativa, “¿Peleando?”
Pensé que ya estaban divorciados.
Elías, apoyado en la mesa, miró con grandes ojos y suspiró con madurez, “A mi mamá le encanta pelearse con mi papá.”
Camilo le dio un leve golpecito en la cabeza, “Pequeñín.”
Elías respondió con indignación, ¡Elías no es un pequeñín!”
En Barcelona, tres de la madrugada.
Dylan llevaba dos días y una noche sin dormir, por un viaje de última hora. En el avión no dejó de trabajar.
Al aterrizar, tomó un taxi directamente al hotel donde se hospedaba Inés.
Dejó su equipaje en la habitación contigua a la de Inés, pensando en descansar un poco antes de que
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amaneciera.
Pero le fue imposible tranquilizarse. Despierto en cama, decidió levantarse y tocar la puerta de la habitación vecina.
El sonido de los golpes rompía el silencio del pasillo.
Inés, molesta por haber sido despertada y además en una ciudad donde el índice de robos era bien alto, preguntó con cautela a través de la puerta, “¿Quién es?” NôvelDrama.Org copyrighted © content.
Dylan respondió con voz grave, “Soy yo.”
Tras un breve silencio, la puerta se abrió. Inés, con los ojos medio cerrados, lo miró confundida y se frotó los ojos, “¿Dylan? ¿Qué haces aquí?”
El rostro habitualmente encantador de la mujer lucía confuso. Uno de los tirantes de su camisón había caído sobre su brazo mientras dormía.
Dylan extendió la mano para acomodar el tirante sobre su hombro, “¿Por qué sigues usando camisones con tirantes?”